Equinos, tracción a sangre.

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Al costado de la lineaAl costado de la línea. Tanto recicladores como equinos se encuentran en una situación de marginalidad y discriminación social. Unos, victimas del especismo (discriminación en base a la especie a la que se pertenece) donde el grupo dominante, en este caso humano, se confiere una superioridad sintiéndose en pleno derecho de someter a otros individuos en su propio beneficio. Por otro lado, los recicladores, en su mayoría personas que viven en barrios carenciados, de bajos recursos económicos y generalmente con una educación limitada, son excluidos por el resto de la sociedad, sufriendo una discriminación muchas veces relacionada a clases sociales, diferencias en las formas y hábitos de la vida.


 
El andar cansado, la cabeza gacha, el metal sonando en el asfalto, la esclavitud a la vuelta de la esquina. Los caballos sufren día a día la opresión humana, donde no sólo unos llevan las riendas de la esclavitud, sino que todos, observadores y cómplices de la verdad continuamos indiferentes por el rumbo de nuestras vidas.

La tracción a sangre puede significar muchas cosas, un problema a nivel vial, un sistema de recolección de basura que no funciona, maltrato animal, un sector de la sociedad con escasas oportunidades, etc. Estos podrían ser de los que están más a la vista,cuestiones a las cuales la sociedad puede tener más predisposición para ser tomadas en cuenta. Pero el problema de fondo, la discriminación especista, la egoísta relación que tenemos para con los demás animales y para con los de nuestra especie continua siendo el problema base.


No existe bienestar sin libertad. En ninguna situación de esclavitud, ya sea entre humanos o ínter especie, hay una conducta de respeto y solidaridad para el explotado, y si se ve alguna meca de ello no es más que para beneficio de quien explota. Los caballos sufren maltratos cada día de su vida, desde que se le ha sido robada la libertad del libre accionar para obligarlo a hacer lo que deseamos, hasta que llegue su final, en la acera o en algún oscuro galpón. Todos los días hay muertos de esta situación, todos los días hay un caballo lesionado por x razón. No existe una atención veterinaria eficaz para tal realidad, y en caso de que así fuere no haríamos más que prolongar una miserable realidad para el equino. Los medicamentos son costosos, la atención también lo es, ni hablemos si se debe trasladar el animal a algún centro veterinario. Esta suma de cosas condiciona a que los recicladores intenten curar a los animales por sus propios medios. Si el caballo está herido no hay recolección y si no hay recolección no hay dinero.

Una de las enfermedades más comunes entre los caballos de tracción es el cólico abdominal, a raíz de la descuidada forma de alimentación ingieren comida en mal estado o bolsas de nylon. Los caballos no tienen la capacidad de vomitar, las bolsas quedan atrapadas en los intestinos, provocando una obstrucción intestinal, significando un gran problema de salud y un gran sufrimiento para el animal. Esta muchas veces es razón para intervenir quirúrgicamente, pero lamentablemente la mayoría muere antes de tener esta posibilidad. Como decíamos antes, el reciclador intenta curar al caballo por sus propios medios, haciendo la mayoría de las veces destrozos dentro del animal, cuando se presentan cólicos obstructivos como estos, tienden a meter una manguera por el ano del caballo imitando un enema, o tiran de las bolsas hacia fuera, sea cual fuere la manera o practica, la mayoría de las veces terminan rompiendo los intestinos del caballo y este muriendo a causa de ello.


Otra práctica que se realiza cuando los caballos sufren problemas respiratorios es hacer, a manera de vaho, lo siguiente. Se encierra al caballo en un pequeño cuarto o galpón y se comienzan a quemar cosas, llenando el cuarto de humo, creyendo que así liberarían las vías respiratorias del caballo, hay quienes utilizan hojas y ramas de eucalipto, hay quienes simplemente comienzan a quemar todo lo que este a su alcance, cartones, nylon, etc. Provocando no una mejoría en el caballo sino ahogarlo con el humo del lugar.




Esclavitud en renta. Los lugares de alquiler de caballos son verdaderos centros de reclusión y explotación animal. Los equinos provenientes de estos lugares son de los que más sufren, ya que para ellos no existe el descanso. Han nacido en un interminable trae y lleva de basura humana. En turnos de 8 y 12 horas es que estos individuos, animales que sienten al igual que nosotros, son rentados tal como si fueran un vehículo, un objeto. Para los dueños de estos lugares, no importa el sentir del animal, no interesa cuanto ha bebido o cuanto ha comido, no importa que cantidad de kilómetros lleva encima, solo importa cuánto dinero puede intercambiar por él. Luego de toda una vida de tortuosa esclavitud y a merced del humano, su sufrida vida termina en un sufrido final.



El final. En un país ganadero más que acostumbrados estamos a la muerte, una enferma y triste realidad. Hemos legalizado la muerte, la vendemos, la exportamos, la comemos. Y si bien ocurre esto, nos asombramos cuando vemos u oímos sobre un matadero de caballos, como si acaso alguno de los otros animales, considerados ganado, mereciera la muerte.
Existen los mataderos de caballos en nuestro país y en las cercanías de nuestra capital, los hay legales y los hay ilegales. Estos últimos se aposentan generalmente en las afueras de las ciudades, en asentamientos cercanos a ellos, donde los animales son asesinados y descuartizados en galpones, para luego vender su carne en almacenes y distribuirla en diferentes lugares. Por lo general, los animales asesinados en estos lugares, son caballos que han sido “robados”, animales heridos o viejos como para continuar “trabajando” en las calles o en establecimientos, y animales que son criados únicamente con el fin de ser asesinados.

Los legales, promovidos por el estado, exportan los cadáveres mayormente a Europa, o sirviendo por ejemplo para alimentar a los animales de zoológicos. Camiones viajan por el interior del país recogiendo a los caballos destinados a morir, caballos heridos, quebrados, viejos, y hasta aquellos de naturaleza salvaje difíciles de adiestrar. Todos son cargados al camión, en la oscuridad, en la montonera de cuerpos, para hacer el último viaje de sus vidas.



El cambio. En un mundo que impera la mirada antropocentrista, más que la Libertad para los otros animales buscamos el calmar nuestra alma, si no vemos el castigo y el sufrimiento al que sometemos a otros seres, no nos sentimos tan culpables,“ojos que no ven corazones que no sienten”, pero el que no veamos la muerte con nuestros propios ojos no significa que no esté allí por y para nosotros.


La tracción a sangre es una de las tantas prácticas que deben de ser eliminadas y cambiadas, pero no es de las únicas formas en la que otros animales son explotados y esclavizados para el beneficio humano. Buscar la no tracción a sangre solo para sentirnos un poco mejor con nosotros mismos no hará sentir mejor a los demás animales que son explotados de iguales o peores formas. Buscar la No tracción a sangre significa avanzar y buscar la No explotación de ningún animal, humano o no humano.


Es cada vez mayor el trabajo de diferentes grupos, colectivos y personas que intentan buscar un cambio para ambas partes, brindando alternativas viables para poder lograr una convivencia, siendo innecesaria la utilización de animales, caballos en este caso, para continuar con nuestras labores.

Pero algo a tener en cuenta, es cuando intentando buscar la igualdad hacia los otros animales lo perdemos para con los de nuestra especie, recayendo así en una discriminación hacia los mismos, ya que muchas veces apuntalamos con el dedo a los explotadores de caballos y hasta encontramos el deseo perdido de que sufra tanto como lo está haciendo el explotado, una reacción completamente natural si estamos viendo a uno que sufre y otro que hace sufrir, pero en general, la mayoría de esos dedos que apuntan con mirada acusadora, son a la vez cómplices de muerte, sufrimiento y explotación de animales en otros ámbitos de la vida, basta con fijarse en el menú con el que nos alimentamos para darnos cuenta que tan cómplices somos de eso mismo que acusamos.

También ocurre que el sistema intenta absorber a estas personas, los recicladores, quienes de repente no les interesa formar parte de eso que les quieren hacer formar. Es innegable que ellos son quienes llevan las riendas de esta situación de esclavitud hacia los caballos, pero no debería de excluírselos en decisiones tan importantes como el cómo continuar su labor sin utilizar un animal. Pues ellos también, al igual que quienes leen, somos todos esclavos de un sistema, del dinero, de las malas costumbres y las malas practicas.


De política y de leyes. Ya en Uruguay y en el mundo tenemos la prueba de que las leyes solo buscan el beneficio humano, creadas por y para él. Salvaguardando los intereses económicos y empresariales. Prohibitivas y no educativas, las leyes no aseguran un relacionamiento de respeto e igualdad hacia las demás especies, puesto que este mismo sistema de leyes es quien aprueba, justifica y promueve la explotación hacia ellas, y desde el principio en que en una ley estamos refiriéndonos a un animal como un objeto, un bien o una propiedad privada, estamos alejándonos del camino.



Gracias es poco! Si bien la sociedad demuestra indiferencia ante estos hechos de opresión, esclavitud y sufrimiento, hay quienes se desviven por hacer algo, por ayudar a su manera y desde donde puedan. Todos los días hay un llamado de auxilio, todos los días hay caballos heridos, accidentados o enfermos; y hay para quienes no interesa la hora, no importan los obstáculos y la falta de ayuda, todas esas cosas pasan a segundo plano para brindarle ayuda a ese ser que está sufriendo. No hay ayuda económica, no existe un número al que llamar y avisar tal cual hacemos una reclamación, pero si hay gente que te puede ayudar y guiar en el camino. Si ves un animal sufriendo, no seas indiferente, quizás tú con un pequeño accionar puedes ser el cambio de su vida. Gracias es poco, no hay manera de contribuir con estos actos, son experiencias que nos llenan y nos hacen crecer desde adentro, y que nos hacen crecer desde afuera con el ejemplo. Ojalá algún día podamos hacer que esta triste realidad forme parte de un oscuro pasado y poder mirar hacia el futuro en donde seamos el ejemplo de que podemos convivir con amor y con igualdad.